Trozo a trozo de piel. En tiras bien pero bien finas. De cuajo. Poco a poco separándose de la carne, despacio...muy despacio. Para que disminuir el dolor? A más dolor, más placer. Mucho más placer.
Ella quería causarle ese dolor.
Y entonces, poco a poco...ir atravesando el músculo, sólo abriéndose paso a base de sus uñas, romper el hueso y tomar con sus sucias manos el estúpido y lozano y negro corazón.
Y apretarlo, despacio, fuerte, y romperlo. Se lo merecía? Si. No.
Pero quería hacerlo y nada iba a detenerla.
Ni sus súplicas, ni la sangre, ni el horror de causarle esto a alguien.
A ella ya no le importaba. Nada.
Lo merecía. Si, ella también lo merecía.
Y él merecía saber todo lo que le hizo sentir.
Igual. De la misma forma.
O peor.
Que más da.
Pronto no iba a respirar más. Y en ese momento, ahí, ella podía morir en paz.
Hika ♥ (completamente desquiciada yo?)
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