Se sentía acorralada, pero no era temor lo que sentía. Al menos, no sólo temor. Temblaba de pies a cabeza, y su estómago estaba completamente revuelto por millares de mariposas. Las frías manos de él estaban muy cerca de su cuerpo. Cómo había llegado hasta allí? Despacio, reaccionando a los fuertes impulsos de él, se había alejado paso a paso hacia atrás, quedando arrinconada entre la pared y él. Sabía lo que quería. Y a pesar del temor, lo anhelaba. Los brazos de Theodore la apresaban cual barras de hierro a sus costados. Los ojos negros de él la observaban con avidez, mezcla de compasión, ternura y deseo. Deseo, sobretodo deseo. Y mucha desesperación.
Sophie temblaba bajo el peso de su mirada. Sólo unos pocos centímetros los separaba, la respiración de él sobre su arrebolado rostro, lo cual hacía que la ansiedad de Theo creciera. Sus labios, llenos y gráciles, susurraron palabras gentiles y torturadas, que le enviaron una descarga a través de la espalda, mientras las mariposas pugnaban por salir y volar por su garganta libres.
- No voy a lastimarte, lo sabes...te necesito Sophie.
Claro que la necesitaba. Ella lo sabía, pero no podía apurar a su mente para tomar una decisión. Se sentía dar vueltas y vueltas, pero jamás llegaba a la decisión final. Y el tiempo se le escurría. Él no querría hacerlo por la fuerza, Sophie lo sabía, pero era precisamente a lo que lo estaba obligando. Tal vez era ello lo que desencadenaría el final, tal vez ella necesitaba que Theo reaccione por ella, que decida por ella. Y también sabía que eso lo mataría, que no podría resistirlo.
Theodore suavizo la mirada un poco con turbación, claro que le dolía verla así, acorralada y con pavor. Acercó a su rostro una mano temblorosa y le acarició el pómulo izquierdo. Sophie se acurrucó ante el gélido contacto. Los ojos negros que la observaban fijamente se entristecieron, y cuando comenzó lentamente a retirar la mano ella tomó coraje y la sostuvo allí, en su rostro. Respiró profundo para tomar coraje y se enderezó.
- Lo siento demasiado...
No sabía que otra cosa decirle.
- No voy a herirte...
Ella no podía hablar, intentaba con todas sus fuerzas que su mirada fuera decidida y segura. De no vacilar. De que en sus prístinos ojos marrón-rojizo no se reflejara el pavor que bullía en su ser.
Él continuaba acariciándola, sintiendo en sus palmas el calor, la frecuencia, con que el corazón de ella bombeaba la sangre por sus venas. Sentía muy cerca de su corazón como ella se ruborizaba, como la temperatura de su mano subía porque las mejillas de ella la calentaba.
Se acercó poco a poco, despacio, rozando la piel de ella con su gélido aliento, su fría y dulce respiración.
Escalofríos le recorrían el cuerpo pero no se movió, en contra de los actos de su cuerpo, ella lo miraba con dulzura y compasión. Como olvidándose que era el pichón acorralado por su predador, siendo ella predador y él presa. Como olvidándose por completo que algo aún mayor los acechaba.
La nariz de Theodore le rozó el cuello, mientras ella veía con su visión periférica como él abría despacio la boca, mostrando los colmillos con precaución.
- Lo prometo cielo, no dolerá en absolut...
Su voz se extinguió en la garganta de Sophie, cuando sus fuertes dientes traspasaron su piel, rasgándola lentamente, como una caricia.
Sophie tembló lentamente, pero pronto su cuerpo se embebió en placer, de pies a cabeza. De la punta del pelo a la punta de los pies. Temblaba, sí. Pero no de pánico, ni de frío, sino de puro y exclusivo placer. Por qué había tenido miedo? Por qué había tardado tanto en decidirse? Por qué lo había dejado sufrir tanto, desearla tanto? Al borde de la locura!
Había sido tonta y cruel. Si al fin y al cabo sólo había sentido como la piel se separaba del músculo, pero sin dolor, como si estuviera anestesiada por completo, mientras cerraba los ojos.
En efecto, podía sentir como la sangre manaba libre se su cuerpo a las fauces de él, como la lengua de él lamía su piel con dulzura y necesidad de más. Pero jamás dolor.
Despacio, con pereza, Theo se fue separando de la muchacha, con ansias de más; le decían sus ojos. Suspirando, entre satisfecho y enojado con sí mismo. Porque sabía que eso no estaba bien. Que se había rendido ante la necesidad, que había sucumbido al deseo de sangre. Cuando su prioridad era ella, cuando ella no era su alimento.
Sophie tembló de nuevo, pero esta vez porque el trance se había terminado. Porque ahora sentía frío. Se arropó en el abrazo de su amante, que ahora estaba tibio por haberse alimentado, pero sólo contaban con unos minutos. Habían perdido demasiado tiempo, y ambos sabían que debían huir.
Pronto, demasiado pronto como para que Sophie se recuperara del mareo, escucharon ruidos cerca. Entonces, con una mirada de desesperación de él, con toda la resignación que ella había acumulado y una valentía que no sabía si salía de ese pequeño acercamiento o del temor de perder su vida; salieron corriendo con un rumbo indefinido.
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Bueno, no se asusten, no es que comencé una novela nueva, es simplemente un sueño que tuve esta noche y que me dejó impactada; porque se sintió real. El pánico de la huida, la sensación de ser alimento de un vampiro...
En fin, que hasta mis sueños están mal de la cabeza! Jajajaja!
Y conociendo a mi subconsciente como lo conozco, se que me va a mostrar más de ello.
Esperemos. Quiero saber que pasa con Sophie y Theodore. Que obviamente, en mi sueño, no se llamaban así ;)
Un abrazo cordial
Hika ♥
(Sueños desquiciados)
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