Ah, qué locuras románticas escribe una cuando está enamorada. Qué dulces palabras la embargan. Qué llena se siente el alma con tan poca prosa y poesía, pero feliz y dichosa.
Y ya casi no puedo escribirte! No es que se hayan agotado las suaves caricias de mis versos, no es que tanto amor ya no alcance. Es que vivo mi cuento día a día! Como una princesa en el letargo armonioso de su castillo. Y ya no espera al príncipe, no. vive su vida con el bienamado.
Y vivo tanto, cariño, que ya ni tiempo para escribirte queda. Si es bueno o malo, no puedo discernirlo. Pero es angustiantemente hermoso.
Disfrutar cada instante, cuántas veces anhelé ese imposible? En cambio hoy el sol me encuentra radiante, la sonrisa en los labios mientras el querido viento te hace llegar mis pensamientos. Dichosa y feliz, realizada. Soñándote despierta, como al comienzo, pero con la certera seguridad de que no acabará en sueño. Ya no. Porque la locura de tu amor, ese sentimiento tan caprichoso y esquivo, es ahora morador de mi pecho. Algo que sólo vislumbraba en los más profundos sueños de amor.
Pero está ahí, casi tangible, y tan inesperado. Cada melodía tiene tu nombre, cada minúscula palabra te llama. Quién podría haber llegado a creer que ibas a amar a este ser perfectamente imperfecto? Maltrecho y soñador. Así era y soy. Poco a poco levantándome de mis ruinas con tu cálida mano apoyada en mi hombro. Recordándome que estás allí. Justo a mi lado.
Es algo casi comparable a la magia lo que obraste en mí. Una criatura incomprensiblemente romántica y sensible que yo creía extinta hacía años, renació de sus propias cenizas para fundirse en mi ser con tanta presura y precisión.
Me has hecho creer en lo bello del amor, en su tierna y cálida dulzura, cuándo sólo podía ver dolor y sufrimiento. Ya no le escribía al amor, sino al dolor. Mi amigo y compañero. Me ayudaste a soltarle la mano cuando era preciso y decirle adiós con un fraternal beso; y a recibirlo como a un viejo amigo pasajero cuándo el tiempo dice que es menester.
Yo no lo creía ni posible. No lo ambicioné jamás. Volverme incoherente e irracional. Dónde has dejado a mi adorada racionalidad? Dónde se ha ido? Me creía completamente segura, siempre con la mente fría y calma, y una sonrisa en los labios aunque el alma llorase, aunque los ojos estuviesen vacíos y carentes de sentimiento.
Hoy día no puedo parar de reír. De llorar. De llorar y reír, y llorar de la risa. He aprendido a sonreír con la mirada más que con los labios y me reencontré con todas y cada una de mis inseguridades. Y a todas ellas las recibí con un fuerte abrazo.
Porque vale la pena. Amar sin freno, entregándose completa a la dicha y a las penas. Saber que los sueños pueden ser realidad y las realidades transformarse en sueños. Vale cada segundo de espera, cada pequeña e insignificante pelea. No tiene precio el comprender que abrirse por completo a una persona no necesariamente significa dolor. Que la confianza significa comprender, o intentarlo con todas tus fuerzas, y escuchar; aconsejar y entender. Que es mutua y que es estar codo a codo con el otro.
Es alegrarse de a dos. Reír, llorar, disfrutar, sonreír. Todo juntos. Siempre juntos. Por más tonto que suene.
Me enseñaste que no estoy sola nunca más. Me has hecho ver que no es necesario que estés a mi lado para estar conmigo.
Siempre fui un poco loca, y siempre lo supiste. Y aún así, loca, defectuosa más que virtuosa, me acogiste en tu seno y me diste lo que nadie supo darme. Felicidad. Paz en la mismísima guerra. En mi propia guerra. Una esperanza de luz en mis tinieblas. Ganas de hacer brillar tanta luz que se escapaba sin ser vista.
Te amo. Eso es lo importante. Pero más aún lo es que tu me amas. Que estoy en contacto conmigo misma, que no me reconocía hacía tanto tiempo.
Y aún si las cosas no son lo que espero, soy y seré feliz. Abriste mis ojos, los sacaste de su letargo, así como abriste mi corazón. Mi mudo y olvidado corazón. Y ya es imposible volver a cerrarlos a ambos, ni mis ojos ni corazón me lo permitirían.
Qué dulce sensación que es amarte cielo... Gracias por desmoronar mi mundo y mostrarme uno totalmente nuevo.
Con todo mi amor para vos, cielito lindo
Hika ♥
(Ay, amor mío, quién me hubiese visto antes retozar al sol con tanta algarabía?)
No hay comentarios:
Publicar un comentario