viernes, 1 de agosto de 2014

Fantasmas de un pasado bastante presente

No quería mirarlo. Realmente no quería y sabía bien que era estúpido de su parte. Tal vez fuese un tanto infantil, pero aunque sabía exactamente dónde estaba él parado, no quiso mirarlo hasta último momento.
Sacó una pequeña sonrisa de la galera, de esas que no fallan, aunque se sentía morir. Siempre se siente morir. Sabe que él sabe que es todo una farsa. Pero ninguno de los dos piensa dejarlo a descubierto.
Se siente una estúpida. Cada paso, cada gesto, es una copia vacía de otros mismos pasos, de los mismos gestos. Es que el lugar era simplemente tanto....era posible tener tantos recuerdos en un mismo lugar?
Prefería tener la mirada perdida, y quedarse con sus propios recuerdos, que mirar cada sitio y verlos, nuevamente. Quería, a toda costa, olvidar que en ese mismo instante estaba ahí, creando unos recuerdos que sencillamente no quería recordar.
Seguía estando en esa extraña dicotomía de no saber si alegrarse cada que él la trataba con cariño o si quería morirse un poco más. Sencillamente, aunque intentaba priorizar la alegría, sabía que no iba a poder aguantar el dolor al final del día. Porque iba a estar ahí, rompiendo su corazón un poco más.
Y de todas formas...lo aguantaba, con su mejor sonrisa. Que era entonces una cicatriz más cuando ya llevaba tantas? Una noche más de lágrimas...iba a suponerle la diferencia?
Pero se odiaba. Odiaba decir lo que pensaba sin siquiera querer decirlo. Odiaba mirarlo y...mirarlo como siempre. Odiaba su máscara de frialdad absoluta. Y odiaba más que nada, seguir haciendo lo imposible para recordarle que siempre iba a estar ahí, a pesar de todo. Odiaba tragarse todo lo que sentía sólo para que estuviese cómodo, para ponerse ella misma en un lugar al que nunca quiso entrar.
Sabía que sus pulmones no daban más. Pero al menos fumando tenía la excusa perfecta para no abrir la boca. De que sirve decirle a quien no te ama cuanto lo amas? Más lástima? Aún más?
Quería decirlo como si no importara...y esa era exactamente la fachada que usaba. No importa, ya está. Y no estaba segura de convencer a nadie. Menos a ella misma, a quien realmente quería convencer.
Play it cool...
No podía, ni quería, evitar sentirse estúpida. Porque no podía evitar darle lo que quería, ni recibir lo que se le daba como si fuese lo más preciado. Y es que sabía que aunque fuesen sobras, para ella realmente lo era.
Pocos tienen lo que quieren...pero la resignación es algo que esta vez, le cuesta. Y no sabe si reír o llorar, como es que todo lo que podía hacer tan bien ahora no le sale? Dónde está esa mente fría? Dónde?
Se tragó las lágrimas, se tragó todo el dolor, y así y todo, no pudo regalarle ni una sonrisa legitima. Pero se sentía orgullosa de ello. No hubiese podido soportar la vergüenza de volver a llorar. No hubiera soportado fallarse a sí misma.
La despedida se le hizo larga...por que nunca se quería ir? Debía ser la única presa que le tomase tanto cariño a su cazador. Como si con cada herida lo quisiese más. Estúpida.
Y mientras las lágrimas que ya no podía contener rodaban por su rostro, sonrió al cielo.
Era el único que entendía lo gris y tormentoso de todos sus recuerdos.










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