viernes, 7 de octubre de 2016

3 años

No voy a dejarlo pasar nunca.
997 años y recién empezaré a pensar si existe algo llamado perdón.


Hika ~*

lunes, 3 de octubre de 2016

Libertad.

Te dejo libre, otra vez.

Te dejo libre porque me cansé de caminar sola, aún cando tengo tu mano entrelazada a la mía. Porque ese grito mudo, de amor desesperado,  se cansó de no entrar en tus oídos sordos, te dejo libre, si. Porque en realidad tu me dejaste primero (y no, no con palabras), aún estando a mi lado.

Es de todos sabido y por muchos comentado, que no hay peor manera de sentirse sólo, que cuando se tiene a alguien al lado, y eso me pasó a mí contigo. Te rehúsas a entender, que de lo nuestro ya no queda nada, que ya lo mató tu indiferencia, que el ignorarme aún teniéndome al lado fue más grande que lo que pude soportar.

Comprendo que para disfrutar la rosa se deben tomar en cuenta las espinas, pero tú eras la espina que no veía a la flor, eres ese sabor agridulce del amor, pues mucho tiempo me conformé con las migas que me dabas, llegué a pensar que eso me merecía, pero no es así, me canse de tanta espina en el tallo de una relación que jamás podrá florecer.

Hoy te dejo libre porque fuiste y sos lo que más amo en ésta vida. Y estoy cansada. Y sola. Y triste. Y rota. Y no me entendiste y no te entiendo. Y nada de ésto está bien.

Al principio, pensé que estábamos escribiendo la historia más bella que jamás se pudo haber inventado, pero con el tiempo, al hojear la historia escrita, resulta que cada página la llené con espacios en blanco, no eres lo que creí que llegaríamos a ser, no hay un “juntos” en esta historia. Creo que jamás llegamos a construir un “nosotros”. En cada página sólo estaban escritas las palabras de apoyo que jamás me dijiste, el abrazo reconfortante que nunca me diste, las miradas que no me dedicabas, los besos y caricias que no me dabas. Era yo la que escribía, sola, una historia sin ningún aporte tuyo. Era yo quién escribía por y para vos. Para ambos. Era yo quién me decía: aguanta un poco más, que vale la pena...y digo yo, vale la pena? Y terminó siendo esa la historia de mi vida, enamorada de un fantasma que nunca estaba pero no me dejaba ir. Que aparecía de a ratos, no lo suficiente para quedarse, pero si lo suficiente para que no me vaya.

Y ahora que me doy cuenta que tanto camine sola, que no te tuve cuando más te necesite, y que por el contrario yo siempre, equivocada muchas veces, intenté y estuve ahí para vos. Que salí corriendo y dejé mis cosas, para ayudarte cuando lo necesitabas. Que cambié mi sueño, mis clases, mi vida, para estar un rato más a tu lado. Que me guardé humillaciones y dolor, y estuve ahí cuando dijiste que necesitabas que esté (y si, ser tu "novia" cuando no lo era dolió muchísimo, y ser tu "amiga" y que me dijeras en la cara cuan hermosa era esa chica que te gustaba...eso ni siquiera debería explicarlo). Estoy convencida de que es lo mejor que puedo hacer, por ambos, dejarte en libertad, libre de mis reproches (si, esos que odias tanto de mi), libre de caricias, de besos, te dejo libre de amor incomprendido. Pero sobre todo, te dejo con la idea de "que hubiera pasado si…”  qué hubiera pasado si hubieras tenido menos tiempo para ti y me hubieras regalado unos segundos para mi? Qué hubiera pasado si tan solo un abrazo a tiempo me hubieras regalado? Ya es tarde. Porque te di, aunque creas que no, ese tiempo.

Ahora te dejo y ya, me voy a recuperar mi felicidad, pues lo que tenia contigo era una ilusión mía, y ya no más, porque se ve que lo único que nos unía era la estupidez de ambos… la mía, que me hacía pensar que me escucharías, que entenderías, que me verías, que me querrías, que me desmostrarías afecto. La tuya… por el simple hecho de creer que como una vez me amaste, me tendrías que tener al lado. 

Me quedo con el corazón roto. Si. Y el alma vacía también. Pero no quiero terminar odiándonos. Tal como me dijiste ese día...no quiero seguir intentándolo y que nos terminemos odiando. Y me duele aceptar y reconocer cuánto entiendo esa frase hoy en día. Cuánta razón, mi vida...

No me necesitas, mi amor, así que te dejo libre de pesos, de momentos malos, de molestias...te dejo libre de todo lo malo en lo que me convertí para vos. Y espero dejarte muy feliz.
Vas a ser feliz. Lo sé. Y alguien te va a acompañar en esa felicidad. Alguien que sea lo que necesites a tu lado. Y quiero creer (todavía creo en vos) de que vas a aprender y a hacer a esa alguien muy feliz.

Yo no soy para vos. Fuiste y sos el amor de mi vida. Lamentablemente yo no era el tuyo. Y es parte de la vida.


Por eso te dejo libre. A ver si en una de éstas, yo también aprendo.


Hika ~*

domingo, 10 de abril de 2016

Des-recuerdos

Dónde quedó la felicidad auténtica? Esa que estaba siempre y no se iba. La sonrisa sincera, la que no importaba si te dolían las mejillas, la que curvaba tus labios incluso cuando no lo sabías.
Ya no lo recuerdo. No sé bien qué era real, que es recuerdo, que es simplemente imaginación. Sé, por ejemplo, que aprendí a sonreír de cualquier modo. Sé que sonrío llorando, sé que sonrío riendo, triste, enojada, molesta, cansada. Sonrío. Aprendí. Y me vino tan útil como el don de recordar canciones y sus letras. Sonrío siempre, y cantando estoy menos sola. Aprender a sonreír siempre no es fácil, tampoco es sano. Aprendí a hacerlas sinceras, naturales. Pero no aprendí a hacerlas felices.
De esas no me acuerdo.
No es una locura que todo esté borroso? Me acuerdo que sonreía sin pensarlo al verte llegar, y que mi sonrisa te sacaba una sonrisa. Aunque ahora ya ni me acuerde como era verte sonreír. Creo que era despacio, me acuerdo de que la veía venir como en cámara lenta. Pero ya perdí el enfoque. Ya no puedo verlo nítido. No sé si el tiempo gastó tanto el recuerdo o si no es un recuerdo y sólo imaginación mía. A veces ni me acuerdo cómo eran tus sonrisas.
Recuerdo sí la sensación de cosquilleo cuando mis manos tocaban tu rostro, pero a la vez no lo recuerdo. Es como algo que está ahí pero ya no está. No me acuerdo de la temperatura exacta de tu piel, ni de tus labios en los míos, y sin embargo es en lo único que pienso a veces.
Es más...me acuerdo de esos momentos únicos, en los que sabía que el beso llegaba antes de besarnos, en el que el cuerpo sabía que íbamos a besarnos, ese en el que la boca se abría antes siquiera de tocarse con la otra, mágico. Pero no lo recuerdo bien, tengo la memoria, ahí pero como lejos del alcance de la mano.
Hace poco lo vi en vivo, en algún aeropuerto, y ves? Ya no recuerdo cual. Y pang, me dio justo en el pecho. Pero pasaba con nosotros?
Si recuerdo lo que se sentía cuando amagaba besarte, cuando hacía lo imposible para que lo desees más y más, y funcionaba. Y sé que ahora es imposible. Y también que cuando te cansabas de todo el amague, cuando no aguantabas más, me agarrabas y me besabas y era la más pura gloria. Pero aunque recuerde cómo se sentía, ya no recuerdo bien lo que se sentía.
No recuerdo bien lo que me acuerdo, porque hay cosas que se van borrando.
Como tu rostro. Siempre veo tu rostro, pero no sé si es como lo recuerdo. Seguramente ni siquiera sea como lo sueño, porque no sé si mis sueños son realidad o sólo sueños.
Es una tristeza, una pena muy grande, que se vayan perdiendo esas cosas. Que el tiempo vaya matando todas las palabras. Porque aunque recuerdo lo que dije, lo que dijiste, lo que dijimos y lo que no...hay tantas cosas que dijimos que se fueron muriendo sin gloria y con mucha pena.
Porque todo, absolutamente todo lo que decías era importante. Incluso las cosas más estúpidas del día a día, y cada día voy recordando más que no las recuerdo.
Y no te imaginas lo que duele.
Entonces me doy cuenta que te sigo amando, y que ese sentimiento es lo único real que tengo, lo único tangible a lo que puedo agarrarme...y así también no recuerdo si es como antes, si es más, o cómo es.
Antes me acordaba ese punto exacto en el que me di cuenta que te amaba...pero eso también lo fui perdiendo. Cuando fue?
Si me acuerdo de estar en un tren volviendo a casa, un sábado por la tarde, hablándote por teléfono, cuando me dijiste que me amabas por primera vez. Y me acuerdo que nunca fui tan feliz, pero no me acuerdo ya que sentí. Sé qué fue lo que sentí, o me lo imagino. Pero el recuerdo real no está.
Esas cosas se van borrando, y por qué? Podrías intentar siquiera el decirme por qué? Me imagino que no. Quién podría llegar a tener esas respuestas?
Tengo más preguntas que respuestas, ves? Y a veces, tengo respuestas a las que no recuerdo cuáles eran las preguntas.
Me quedan las fechas, los lugares, las ropas...los ecos de palabras y atisbos de sentimientos. Pero lo real, lo realmente verdadero y memorable, lo fui perdiendo con el tiempo.
Y cómo vuela el tiempo!! Ya pasó tanto...ya pasó tanto? Cuándo pasó tanto? Si todo parece que fue ayer.
El amor, el sentirse amada, la pasión, el desasosiego, el dolor, la pena....
De esas me acuerdo, y mucho. Y sé cómo se sienten porque no dejé de sentirlas.
Pero los verdaderos momentos? Los importantes? Eso fueron? Un momento? Con su principio y su final?
Dicen que los recuerdos son eternos, y es cierto. Lo son. Pero llega ese momento en que los recuerdos se convierten en ese borrón de no saber cuánto pasó y cuanto uno quiere que hubiera pasado.
Y a veces también pienso...vos te acordarás de todo esto? O solamente mi mente guardó esas escenas? Y más veces aún no quisiera saber la respuesta, porque...quién quiere saber que no es recordado? O que esas pequeñas cosas, esos detallitos que para mi lo fueron (lo son) todo, para la otra no fueron lo suficientemente importantes como para siquiera tener el asomo de un recuerdo? Porque si, esos detalles se me fueron, no sé cuándo, pero se me escaparon de la mente. Y sin embargo los tengo ahí, en algún lado, para recordarlos sin recordar. Entonces vos, los tenes ahí?
Y me repito que quiero y no quiero saber.
Y me quedo vacía y sola y triste.
Y te lloro, como cada noche.
Y te amo, como desde hace no me acuerdo cuanto tiempo.
O más, quien sabe?




Hika ~*
(Tuya, en la distancia, siempre, de alguna forma u otra)

viernes, 22 de enero de 2016

Posibilidades

Puedo cambiar de vida.
Puedo conocer nueva gente.
Puedo sonreír sonrisas felices. Incluso pueden llegar a ser sinceras.
Puedo amar a otra persona.
Puedo ver el mundo y sus maravillas.
Puedo besar otros labios. Puedo conocer nuevos cuerpos.

Lo que no puedo es irme a dormir cada noche sin perder el conocimiento de que mi corazón, que mi amor, que todo lo que importa, lo dejé en un departamento en una de las tantas calles de un barriecito porteño.

Te amo


~*