miércoles, 3 de noviembre de 2010

Honestly

No voy a romper mi promesa, no puedo, aunque quiera. Es complicado, porque en este momento tengo un torbellino de cosas que me gustaría escribir. Pero romper una promesa que me hice a mi misma me parece inmoral y poco ético. Y ya he roto una, importante, y no sé si estuvo bien hacerlo.
Posiblemente no. Como la mayoría de estas cosas, lo más factible es que haya sido un error. Al menos puedo sacar provecho de que mi cabeza es un caos de cosas. Tengo tanto por decir, tengo tantas cosas flotando en mi mente, que ninguna llega a tomar forma mientras todas se pelean el primer puesto. No tienen cuerpo, no tienen nombre. Son sombras, figuras, humo. Y entonces así mi promesa se mantendrá intacta. Al menos esta.
Ah, me estoy quemando el cerebro para apuntar a lo que quiero decir sin perder la fidelidad a mi misma. Y se me está complicando bastante. Como todo lo que digo. Para llegar a un punto, evitando el mismo centro, hago uso y mención de cientos de recursos literarios. Pero hoy no me sale ninguno, simplemente estoy enrollando palabras al azar.
Por qué no puedo terminar de entenderme? Y eso que paso horas charlando conmigo. Cómo es posible que sea yo y no otra quién es tan honesta? No es usual en mí ser así. Cómo puede ser real este ser torpemente honesto? En mi vida, corta aún, pero mía; se me pudo haber cruzado el hecho de abrir ciertas puertas a pesar de saber lo que se viene. Es que hay ciertos sentimientos que nos vuelven idiotas, y ya confirmé que puedo ser una de las peores.
Hace unos días escribí algo. Fiel a lo que me pasaba en ese momento. Lleno de… no odio, sino crueldad. Pura crueldad. Y lo peor de todo es que sé que todo eso que había puesto es cierto, y me encanta. Pero lo deseché. Realmente no pude tirarlo del todo, aún lo conservo en algún sitio. Y recuerdo, como si estuviesen grabadas en mi interior, cada una de las palabras… podría hasta recitarlo ahora. Y me pareció demasiado. Bueno, siendo totalmente honesta, no fue el hecho de lo que me pareció sino que ese mismo día cambié mi forma de pensar. Se a ciencia cierta que puedo ser tan cruel y fría como en ese momento. También sé muy bien que me sale más fácil que respirar. Y aunque hace menos de una semana quería que todo volviese a ser como realmente siempre fue, me olvidé por completo de la idea.
Sigo creyendo que es la mejor manera, pero sé que me terminaría matando. No puedo en este instante deshacerme de algo que no es mío. Ya no es mío, ni lo tengo conmigo. Y no quiero ni saber en que pobres y deplorables condiciones está. Es posible que aún no llevándolo conmigo duela tanto? Es como si todavía estuviese en mi pecho. Y al no poder arrojarlo lejos, no puedo volver a ser esa yo. Porque me dan pena. A mí me dan pena. En que extraña realidad pudieron darme pena a mí? Podría sentir cualquier cosa, pero justamente pena? Es estúpido, lamentable. Sobretodo porque tendría que sentir pena de mí. Pero es así. Hoy en día no podría vivir esa vendetta constante dirigida hacia la nada. O hacia el todo.
Después de todo la nada y el todo son lo mismo. Son dos cosas, si me puedo dar el lujo de llamarlas así, imprecisas. Como mi mente, que no puede precisar que le pasa hoy. Habrá una nada o un todo? No puedo saberlo.
Lo único que puedo asegurarme en este momento es el miedo. Siento un pánico casi irracional que me acompaña. Va creciendo de a poco, echando raíces. Y cómo cortar algo sin fundamento de raíz? Además, no puedo precisar dónde es que comenzó, es algo que me invade entera. Y sus ramas y raíces están en cada parte de mí ser. Como una gran enredadera.
Si, tengo miedo. Y absolutamente no me gusta. En todo caso me lo busqué, con mi estúpida y casi nueva honestidad. Pero me gustaría mitigarlo al menos un poco.
Necesito un poco de calma. Añoro sentir algo de calma. Estar tranquila conmigo y con el mundo.
Pero calculo que si yo estuviese tranquila alguna vez, dejaría de ser yo. Y en este momento estaría hablando otra persona y de cualquier otra cosa.

Abrazos y abracitos

Hika ♥

(Pero que niña tonta…)

Casanova

Casanova. Giacomo Casanova. Un libertino, un hereje. Y aún así amado en la sociedad. Acaso no sabía toda Venecia quién era Casanova? No sabía cada hombre de la ciudad quien era el que entraba por sus ventanas de noche y satisfacía a sus esposas, o mancillaba el honor de sus hijas? Sin contar que cada hombre lo respetaba en la sociedad de antaño. O es que no sabían quién era? Si cada mujer conocía su rostro, si cada mujer lo amaba, si cada noche todas ellas esperaban su compañía.
Libertino. Qué significa libertino? Por qué juzgarlo? Él sólo seducía, ellas se entregaban. Y no es un pecado, no. A veces un poco de placer también es un poco de amor. Sentirse deseada, aunque fuera por una noche, es una noche en la que fuiste amada. Porque recibiste eso que tanto querías.
Entonces, por qué libertino? Me cuesta mucho entender por qué en la época era juzgado así. No era un libertino. Era libre.
Que rompía varios códigos de etiqueta, tal vez. Pero respetaba otros, secretos, unos códigos etéreos, que mantenían a cada dama satisfecha. Ninguna mujer cuestionó a otra por compartir a su amante. Porque toda veneciana sabía que no era su amante, era él amante. Y todas eran felices.
Me las imagino incluso jugando a turnárselo. Hoy a ti, mañana a mí. “Hay tantas ventanas y tan poco tiempo…”, a pesar de ser un rompecorazones, un adicto al sexo, el seductor de seductores, era un caballero.
Susurros, cartas entregadas por algún criado, caricias de pasada. Todo Venecia era un gran secreto que nadie osaba romper. Un secreto a voces.
Ay Casanova, Casanova…que leyenda más excitante. Porque era más que un hombre, más que un nombre. Es una realidad y un mito. Me apasiona. Ese conquistador, galán por naturaleza. Un hombre capas de dar amor sin importar a quien ni cómo. Sin reglas ni leyes. Casanova, dónde estás?
Ah, si sólo tu leyenda, tu mito eterno me eriza la piel; sólo imaginarlo me enamora. Tus caricias, tus besos, tu piel. La pasión desenfrenada. Dónde estás mi Casanova? No hay nada que te impida amar Casanova, no. Qué dulce me imagino a Venecia con tu presencia allí. Dulce y hermosa. L ciudad del amor, de los amantes.
Me imagino allí, por las noches, esperándote en mi lecho para una noche de desenfrenada pasión. Para que me amaras una noche. Y me imagino la decepción de no verte allí, de que no llegaras, sólo para que te desee más, y aparezcas otra noche de sorpresa.
Ay Casanova, captor eterno de corazones. Quién mejor que tú, que tenías cientos, para entender el corazón femenino? Para llegar al alma de una mujer. Ah, lo que daría por dejarte llegar a mi alma.
Cómo juzgar a un hombre que entendió y entregó tanto?
Porque el nombre superó al hombre, porque el nombre no muere, porque su leyenda aún existe. Fue más que un hombre. Fue sus hazañas. Y su nombre escrito en todas.
Quisiera estar en tu Venecia en la noche del Carnaval, verte allí con tu máscara negra engalanando a cada dama a tu paso. Arrancando suspiros. Carnaval, baile de máscaras, carnaval. Una noche donde nadie es nadie y todos son todos. Una noche para el amor fortuito. Para el amor prohibido. Para el amor.
Me la imagino mágica. La noche, la ciudad. Sus canales, su cielo estrellado, tu presencia.
Ay Casanova, Casanova. Tu nombre ya es mito, es más que leyenda. Y aunque fuese sólo un mito, aún, cada noche, hay una ventana abierta que te espera.

Y esto es lo que pasa después de ver una película con Heat Ledger XD

Un beso y un abrazo!

Hika ♥

(Literariamente literaria)

martes, 2 de noviembre de 2010

Boquitas Pintadas

Rojo pasión. Rojo carmín. Pequeños labios llenos que brillan en el espejo mientras el labial los recorre. Contempla su reflejo con ojos húmedos, brillantes, iluminados. El cabello le cubre el rostro, sus ojos negros destellan, los labios rojos son como rubíes de sangre contra la blanca piel. Blanca como nieve, etérea y fantasmal.
Intenta una sonrisa que fracasa por completo. Las lágrimas casi se le desbordan. Pero no, no llora aún, no se lo permite. Si se le corre el maquillaje y no tendrá tiempo para arreglarlo. Y debe estar perfecta.
Alisa con manos hábiles la dorada melena y se levanta de la ornamentada silla. El espejo no miente, el soutien de encaje con la pequeña bombacha que hace juego, fueron l mejor elección. Su blanco y pequeño cuerpo luce muy bien el negro encaje.
Le da l espalda a su reflejo, no vuelve la mirada hacia atrás. Enfunda su delgado cuerpecillo en negro satén. El vestido es hermoso, sencillo pero hermoso, aunque a ella no le importa, no lo mira siquiera. Se viste como si fuera un trámite engorroso y para ella lo es. Acomoda con hastío las finas tiras en sus hombros, acomoda sus senos bajo el inocente escote, inocente y muy sensual; y luego, como quien no quiere la cosa, se agacha para subir las medias de nylon, ajustándolas al comienzo de sus muslos. Las ligas le aprietan los muslos, pero ella lo prefiere así. Para nada le gustaría usar liguero.
Elige casi al azar un par de tacones negros y se los calza. Distraída, pero segura, sube su vestido por encima de las ligas, dejando el comienzo de sus muslos visibles.
Y así, sin darse siquiera una última mirada, sale de la habitación a encontrarse con su dueño. Pero aún a pesar de su humillación de prostituta cara, no se siente esclava, no. Se sabe una guerrera de la vida.
Mira al mundo con ojos de guerrera, de soldado. La vida es una guerra y ella está dispuesta a la lucha. Y en el momento oportuno dará la estocada final que le devuelva su libertad, su dignidad.
La niña con los labios pintados, esos labios en flor como rosas rojas, no sabe que a pesar de la inocencia perdida, ella no es sólo una guerrera, ella es un ángel.
No puede ver sus alas blancas, primorosas y centelleantes, la resignación no se lo permite. Pero nada de lo que le hagan hacer con su sumisión fingida cortará sus alas. Nada. Nunca.

Hasta me imagino la escena. Siempre lo quise escribir, siempre. Y salió, así, solito. Y me gusta. Me lo imagino y es escalofriante. Porque pasa. Lamentablemente pasa. El titulo es del gran libro del maestro Puig. Gracias maestro.

Un beso enorme enorme

Hika ♥

(Volviendo a la literatura al fin…)