miércoles, 3 de noviembre de 2010

Casanova

Casanova. Giacomo Casanova. Un libertino, un hereje. Y aún así amado en la sociedad. Acaso no sabía toda Venecia quién era Casanova? No sabía cada hombre de la ciudad quien era el que entraba por sus ventanas de noche y satisfacía a sus esposas, o mancillaba el honor de sus hijas? Sin contar que cada hombre lo respetaba en la sociedad de antaño. O es que no sabían quién era? Si cada mujer conocía su rostro, si cada mujer lo amaba, si cada noche todas ellas esperaban su compañía.
Libertino. Qué significa libertino? Por qué juzgarlo? Él sólo seducía, ellas se entregaban. Y no es un pecado, no. A veces un poco de placer también es un poco de amor. Sentirse deseada, aunque fuera por una noche, es una noche en la que fuiste amada. Porque recibiste eso que tanto querías.
Entonces, por qué libertino? Me cuesta mucho entender por qué en la época era juzgado así. No era un libertino. Era libre.
Que rompía varios códigos de etiqueta, tal vez. Pero respetaba otros, secretos, unos códigos etéreos, que mantenían a cada dama satisfecha. Ninguna mujer cuestionó a otra por compartir a su amante. Porque toda veneciana sabía que no era su amante, era él amante. Y todas eran felices.
Me las imagino incluso jugando a turnárselo. Hoy a ti, mañana a mí. “Hay tantas ventanas y tan poco tiempo…”, a pesar de ser un rompecorazones, un adicto al sexo, el seductor de seductores, era un caballero.
Susurros, cartas entregadas por algún criado, caricias de pasada. Todo Venecia era un gran secreto que nadie osaba romper. Un secreto a voces.
Ay Casanova, Casanova…que leyenda más excitante. Porque era más que un hombre, más que un nombre. Es una realidad y un mito. Me apasiona. Ese conquistador, galán por naturaleza. Un hombre capas de dar amor sin importar a quien ni cómo. Sin reglas ni leyes. Casanova, dónde estás?
Ah, si sólo tu leyenda, tu mito eterno me eriza la piel; sólo imaginarlo me enamora. Tus caricias, tus besos, tu piel. La pasión desenfrenada. Dónde estás mi Casanova? No hay nada que te impida amar Casanova, no. Qué dulce me imagino a Venecia con tu presencia allí. Dulce y hermosa. L ciudad del amor, de los amantes.
Me imagino allí, por las noches, esperándote en mi lecho para una noche de desenfrenada pasión. Para que me amaras una noche. Y me imagino la decepción de no verte allí, de que no llegaras, sólo para que te desee más, y aparezcas otra noche de sorpresa.
Ay Casanova, captor eterno de corazones. Quién mejor que tú, que tenías cientos, para entender el corazón femenino? Para llegar al alma de una mujer. Ah, lo que daría por dejarte llegar a mi alma.
Cómo juzgar a un hombre que entendió y entregó tanto?
Porque el nombre superó al hombre, porque el nombre no muere, porque su leyenda aún existe. Fue más que un hombre. Fue sus hazañas. Y su nombre escrito en todas.
Quisiera estar en tu Venecia en la noche del Carnaval, verte allí con tu máscara negra engalanando a cada dama a tu paso. Arrancando suspiros. Carnaval, baile de máscaras, carnaval. Una noche donde nadie es nadie y todos son todos. Una noche para el amor fortuito. Para el amor prohibido. Para el amor.
Me la imagino mágica. La noche, la ciudad. Sus canales, su cielo estrellado, tu presencia.
Ay Casanova, Casanova. Tu nombre ya es mito, es más que leyenda. Y aunque fuese sólo un mito, aún, cada noche, hay una ventana abierta que te espera.

Y esto es lo que pasa después de ver una película con Heat Ledger XD

Un beso y un abrazo!

Hika ♥

(Literariamente literaria)

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