martes, 21 de octubre de 2014

My Farewell ~*

Lo adoro. Es algo que no puedo negarme. Lo adoro, lo quiero, lo amo. No quiero mentirme porque nunca lo hice. No puedo mentirme porque no me avergüenzo.
Es difícil, porque quiero decirle mil cosas. Cosas que se me quedan atravesadas cada vez que lo miro a los ojos. Y sonrío, porque...qué le voy a decir?
Porque...cómo se le dice adiós a alguien a quién no querés decirle adiós? Cómo decir adiós en parte? Sé que quiera o no, no lo puedo dejar ir. No del todo. Ni hoy, y probablemente nunca.
Lo veo a los ojos, acaricio su mejilla, y no puedo evitar sonreír. A veces, muy a mi pesar. Y sé que me repito a mi misma, pero a veces...porque no puedo decir nada.
Quiero cerrar una etapa. Pero no quiero sacarlo de mi vida. No puedo, no me lo imagino. Sé que tendría un vacío imposible de rellenar si él no estuviera ahí.
Cambiaron tantas cosas, y a la vez, todo sigue siendo tan parecido. Hay tantas cosas que no cambiaron...no deberían haber desaparecido ya? Esas cosas que siguen estando, tan ahí, a pesar de todo...a todo eso tengo que despedir.
Me hubiese gustado...no puedo quejarme, no. Nuestro adiós, como todo lo que viene de él, fue hermoso. Fue hermoso porque fue él, porque es tan dulce, es tan tierno, porque increíblemente de alguna forma todavía me quiere. Porque viéndome en sus ojos, todavía me siento linda. Porque me hace sentir que soy suficiente, al menos un rato. Porque me abraza y me olvido que no soy adecuada, que no soy lo bastante como para estar ahí, entre esos brazos. Pero me hubiese gustado hablarle. Decirle tanto. Mirarlo a los ojos antes de besarlo por última vez, acariciarlo, y besarlo sin tener que despedirme. Sin tener que aclarar que era el último beso. Total, ambos lo sabíamos. Y besarlo en serio, de esa forma que sólo él puede, que no encuentro punto de comparación; esos besos que, aunque ya no son con amor, todavía me hacen querer llorar de alegría. Pero no me animé, no.
Me hubiera gustado decirle: "sabés que estoy, sabés que voy a estar. Que quiero que encuentres una mujer a la que amar, con defectos y virtudes, pero que la ames a pesar de sus defectos. Que la ames como te amé, sin que nada, siquiera lo malo, mengue un poco ese sentimiento. Que te haga levantarte cada día con una sonrisa. Yo voy a estar, no puedo ser tan egoísta de no desearte lo mejor, aunque lo mejor para vos, no sea lo mejor para mi. Sí, voy a estar insoportable unos días, unos meses; quién sabe?; pero siempre vas a tener una sonrisa mía, mi cariño incondicional. A mi. Siempre me vas a tener a mi. Cómo quieras tenerme en tu vida, yo voy a estar". Y ahí besarlo, como corresponde. Correspondía.
Pero no quise ponerme a llorar, y dudo mucho haber aguantado lo suficiente como para no hacerlo. Dudo también que él me hubiese dejado terminar con mi monólogo. Sé lo mucho que le disgusta hablar de estos temas. Aunque me gustaría hacerle entender que no me arrepiento de nada, de nada más que de mis propios errores, de mis inseguridades, de mí misma. Y que no lo juzgo. Yo no era para él, no. Me vuelvo a repetir, pero es que acabo de encontrar la palabra justa. No soy adecuada.
Y sin embargo, me hace sentir querida, aunque no debe. Porque no me debe nada. Entonces le regalo mi risa, mi cariño (al menos el que le puedo dar, el que no es incómodo), y mi mejor predisposición. Si algo duele, sonreírle. Y escucharlo. Estar. Ser la amiga que no puedo y no quiero y no voy a ser. Porque si hay algo que no voy a hacer es admitir una amistad que no quiero. Voy a estar, voy a serlo, en una manera.
Puedo afrontar el hecho de decirle adiós al instinto, decirle adiós a esa parte nuestra que ya no es bienvenida.
Pero no voy a acostumbrarme jamás a ese título.
Aunque sé muy bien que, y muy adentro mío aunque no quiera admitirlo, si me lo pide. Se lo doy, como todo.





~*

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