miércoles, 4 de agosto de 2010

Adicción

*Ella no sabía por qué. Pero no podía dejarlo. Era más fuerte que su propia voluntad. Sabía con toda certeza que era enfermizo. Que la dañaba. Lo sabía. Y aún así no podía alejarse. Se sentía patética, como un payasito de circo barato. De esos que te dan risa sólo porque te dan pena. Pero no podía escapar. Ya no. Porque siente su cuerpo y no puede resistirlo.
Porque la besa y por un instante es feliz, nada le falta. Y luego vuelve a sentirse vacía. Terriblemente vacía. Le habla y se muere. Pero sabe que es efímero. Que no durará. Y aún así, durante ese pequeño instante, se siente en casa. Debe dejarlo, porque sabe. Sí, sabe. No hay un solo instante en que ella esté en los pensamientos de él.
Se sabe nada. Y no le importa. Pero aún así le duele tanto. Cada palabra es una cuchillada, honda, profunda, que ella siente como caricias. Es veneno puro disfrazado con la más dulce miel. Intenta vanamente resistirse, pero no hay resistencia. No puede. No, no puede. Y sabe que no va a poder.
*

A veces pienso que las mujeres somos estúpidas. Y no es machismo, de hecho soy mujer. Tampoco soy feminista. Pero a pesar de toda la inteligencia que tenemos, de lo buenas que somos para hacer mil cosas a la vez sin que se nos filtre el más mínimo detalle, somos incurablemente estúpidas. Y con ganas. Tenemos a quién nos ama, nos cuida. La persona ideal. Pero no nos pasa lo mismo. Sabemos cuánto vale, pero…no es lo que queremos. Y resulta que lo que queremos siempre, pero siempre es lo incorrecto.
Las mujeres culpamos a los hombres de ser todos iguales, y es cierto, en cierto punto conoces a uno y conoces a todos. Pero nosotras no nos quedamos a la zaga. No. Nosotras somos exactamente iguales.
Porque somos nosotras las que siempre nos enamoramos del chico malo.
Y no porque realmente sea malo, no sólo es eso. Sino porque es el que NUNCA nos va a amar. No como queremos. Ni de ninguna forma. No puede ni va a amarnos. Y tampoco es que no nos lo dejara clarito, al contrario. Sabemos que es una basura, que nos va a usar e igual, nos entregamos corriendo a sus brazos desesperadas. Nos conformamos con muy poco. Una palabra linda, un día que se acordó de nuestra pobre existencia después de vaya a saber cuánto, una caricia, un beso. Algo. Y sabemos que en realidad eso no vale. Después nos reprochamos a nosotras mismas una y mil veces, pero a la hora de la verdad, volvemos a ceder.
Definitivamente somos estúpidas.
Justo anoche estaba pensando en eso. Y se me dio por escribir. Pero necesitaba ponerle una explicación. En realidad, necesitaba descargarme. Porque no soy de las que le reprocha a alguien que no tiene nada que ver, y que las hay, las hay. No, los errores que cometo sola, me los tengo que bancar solita. Al fin y al cabo, si quedó todo bien clarito de un principio, por qué tendría que culpar a alguien de algo? Si soy yo la que se equivoca. Bueno, mi corazón.
No, la única adicta a las armas de doble filo acá soy yo. Yo y mi alma desquiciada que no me da tregua. Y bueno, como siempre voy a seguir fiel a mí misma, no me queda más que atenerme a ello. Total, soy la única que lo sabe. No soy tan obvia ;)

Un beso enorme y un abrazo del alma

Hika ♥

(Jugando con fuego y con mi alma)

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