miércoles, 23 de febrero de 2011

El sueño

La noche es oscura. Hace calor, mucho calor. El aire esta estancado, viciado. El rechinar del ventilador se escucha estridente, como si estuviera quejándose para mover al menos un poco el aire y crear viento. Las cortinas a medio cerrar, la luz de un farol a lo lejos en la avenida más cercana. Y la muchacha envuelta en sábanas empapadas de sudor, tiembla de frío. Frío y miedo. Miedo, pánico. Tiembla y sufre, pero no se despierta. No, algo la retiene en ese sueño macabro. Y no puede escapar.
Como si el destino y la vida misma, el karma, bendito karma!; la obligaran a vivir ese sueño funesto, a revivirlo una y otra vez. Mil veces, mil más.
No, se repite. Es curioso como funcionan las pesadillas. Ella sabe que esta soñando, incluso aunque ella misma en el sueño lo viva como real. La dualidad de las pesadillas. Saberla como una, vivirla como real. El escenario es distinto cada vez, la historia cambia. Pero siempre es la misma.
Ese rostro, esos recuerdos, esas cosas vividas! Todo es tan real! Si, muy real. Y aunque en su vida no lo haya vivido nunca, ah! Que reales y fuertes son las sensaciones aquellas! Claro, claro que lo son! Porque no es igual, no, pero claro que lo ha vivido!
No se olvidará jamás de ese rostro, de esos ojos. Todo eso la seguirá de por vida.
Se pregunta, aun dormida: por qué? Por qué ahora?
Y mientras al abrazo de las sombras el cuerpo tirita hecho un ovillo.
Va a levantarse a la mañana con lágrimas en los ojos, con miedo. Con una sensación de soledad terrible e infinita. Y con la firme convicción de que es la peor persona del mundo. Como cada mañana. Y claro, va a sentirse sola, porque estará sola, mañana a mañana.
Ah, la angustia...la angustia! Su eterna persecutora. Porque se siente en falta. Porque los sueños la ponen en falta. Sabe, claro que sabe que lo que hizo estaba mal. Pobre muchacha, pobre. No puede dormir, no podrá dormir. El único remedio se encuentra allí, lejos.
Y mientras tanto, mientras el sueño la atrapa y no la deja salir, tiembla.
El aire sigue estancado, viciado. La misma luz del farol que se ve cada vez menos contra el alborecer del cielo. El rayo de luz que debería darle en el rostro es atrapado por la mal corrida cortina.
El ventilador sigue allí, librando su dura y cruel batalla contra el calor.
Y el cuerpo de la muchacha temblando, aun aovillado en las empapadas sábanas.





Todavía puedo escribir un buen relato, a que si?
Besotes con amor!


Hika♥

(Noches y noches sin dormir...)

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